Me desperté cuando apenas las luces del alba comenzaban a disipar el tenebroso negro del cielo. Cuando apenas el mar cantaba y las olas eran débiles ondas que morían en un silencioso suspiro. Sobre el bauprés sujetada una jarcia, mi figura recortada mirando al horizonte.
Asomó uno. Luego otro.
Y finalmente el astro rey dorado emergió de entre las aguas, como si éstas hubieran sido su cuna y su manto. Apareció sin hacer ruido, frágil como un débil sonido....
Y disipó la oscuridad, clareando el cielo de todos rosados y celestes transformandose después en un debil anaranjado.
Iluminó mi figura erguida que se estremeció con el contacto de la cálida brisa solar. Las olas se hicieron más fuertes, el sonido del mar se hizo sentir, el velamen crujía con la brisa, y las aves y los peces comenzaron a vivir.
Comenzando a vivir un nuevo día.
Comenzando a vivir una nueva aventura que deparará en una oscura y apacible noche que será sesgada por el sol.
Vivir de nuevo, dormir y descansar.. para pronto un nuevo amanecer... volver a contemplar.
viernes, 19 de junio de 2009
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